Eso me hizo acordar a mis primeros grabadores. No hacían nada de lo que hace el Ipod, pero para mí en ese tiempo, eran suficiente. Mi vieja con mucho esfuerzo y en muchas cuotas me compró un Sony Mono, exactamente como el de la foto. Claro que nuevito, de Frávega.

Me compré el primer cassette, "Una Noche En La Opera", de Queen. Y lo gasté. Era el único cassette que tenía y era el único cassette que quería tener.
El Sony Mono me acompañaba a todos lados, inclusive al barrio con los pibes, donde todos conversábamos mientras sonaba Queen por el pequeño parlante del grabador, magnetófono, como decía el manual.
Un largo tiempo después, ya trabajando por mi cuenta en las vacaciones, me pude comprar el segundo grabador, esta vez, un radiograbador Sony, tal cual el de esta foto:

¡Cómo han cambiado las cosas!! Ahora me acuesto con mis auriculares Sony Eggo y un Sony de apenas 20 gb, con literalmente miles de canciones a mi disposición. Pero no me olvido de estos monstruitos de la foto, que con muchísimo menos, me hicieron muy feliz.
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